lunes, 28 de marzo de 2011

Saló de l'Ensenyament

Or how to survive  an enormous accumulation of hormonal and hyperactive teenagers soon-to-be-college-students. I thought I've already got that 101 class long time ago thanks to Saló del Manga, but no at all.

Anyway,  as Iulius Caesa said: veni, vidi, vici.

And I got a free bag from  my more-than-probably new schools

¡Sorpresa! Mercadillo de segunda mano a estribor!

No hay nada como cruzarse con un mercadillo de segunda mano para hacer que te enamores de Barcelona all over again. En ocasiones crees que hay cosas que echas de menos de Londres y de pronto ¡BAM! Sales a pasear con tu padre y tu abuelo por la Rambla del Poblenou en un clásico pre-comida familiar cuando te cruzas con un cartel que dice "Second Hand Market"


Pero no solo es que veas el anuncio, es que casualmente es invierno y francamente, no te apetece bajar hasta la playa con los dos hombres de la familia. Así que con un "¡nos vemos luego en casa!" te decides a ir en caza y captura del mercadillo en sí.  No sabes donde está exactamente, ni si valdrá la pena la inversión de tiempo, pero hay veces que sientes que has tenido una señal.

  Una señal tonta, no lo negaremos, al fin y al cabo ir  de compras no es algo tan transcendental, pero no seré yo quien me interpongo ante los misteriosos caminos del destino.

El día acompaña, Poblenou en días de invierno soleados es maravilloso.
Poblenou en general es maravilloso, punto.

Y da gusto deambular por las calles mezcla de obras, naves industriales viejas y nuevos edificios cuando el sol lo hace todo más agradable a los ojos.

Sabes que has llegado al sitio por infinidad de carteles y flechas que te lo indican. Y decides que la inversión de tiempo ha valido la pena de sobras cuando descubres que hay un camino de baldosas amarillas que te guía hacia tu objetivo. Sentirse Dorothy no tiene precio, y casi tienes ganas de ponerte a cantar We're Off to See the Wizard al tiempo que casi puedes creer que hay gente a tu alrededor susurrándote Follow the Yellow Brick Road.






Follow the Yellow Brick Road. 

Follow the Yellow Brick Road.  
Follow, follow, follow, follow,
Follow the Yellow Brick Road.
Follow the Yellow Brick, Follow the Yellow Brick,
Follow the Yellow Brick Road. 





 El pasaje Caminal sería lo que en català venimos llamando "cul de sac", un pequeño pasaje que no tiene salida y que tiene su entrada por la calle Pallars. El evento por lo que he podido descubrir a posteriori se organiza de forma mensual de la mano de la asociación Ulls Blaus y como ellos mismo se describen en su página de Facebook : "El Primer domingo de cada mes gente joven de Barcelona se encuentra en CAMINAL13 para celebrar un mercado de 2º mano e intercambio de cosas que ya no se usan". La idea me parece fantástica, y por lo que he entendido está abierta a que uno mismo si tiene suficiente volumen de ropa/andromines de las que quiere deshacerse  se ponga en contacto con ellos y pueda intentar tener mesa para la próxima convocatoria.

Todo el camino de entrada hacia lo que sería propiamente el mercadillos es fascinante por decir lo menos. Alluring sería la palabra que yo realmente usaría porque ni seductor ni atrayente me dan el mismo feeling.


Un menir decorado con un trencadís de flores, hiedra,  lavabos usado de maneras  que nunca imaginaste, viejos maniquies reconvertidos en estatuas clásicas, arañas hechas de falsos fémures con cabezas decapitadas y luces de navidad recicladas.            
Por partes podría parecer esperpéntico pero la puesta en escena conjunta te da ganas de simplemente quedarte allí descubriendo nuevos, pertubadores y fantásticos detalles.

El interior del espacio Ulls Blaus es digno acompañante de su pasaje de entrada. Muebles restaurados, decorados de forma insólita, cubiertos de materiales que uno no acostumbra a ver usados a modo de acabados de mampostería. Cucharas, tenedores, cuerdas, piezas metálicas de origen desconocido y un largo etcétera que ya ni recuerdo.


Sillas y butacas por doquier donde visitantes y vendedores descansan tranquilamente a ritmo de las cañitas que son servidas desde el bar del local.

A lo largo de las dos salas de la que consta el espacio, mesas y colgadores son los encargados de mostrar todo aquello que los expositores del día están dispuestos a vender a un módico (pero que muy módico) precio.

Los mercadillos de segunda mano son lugares a los que no se puede ir con prisa. Se tiene que dar un vistazo general y poco a poco cotillear cada expositor en busca de la mejor ganga:
¡la compra perfecta!

Que es además mucho más perfecta cuando es inesperada. Cuando no se ha salido con la intención de comprar nada o mucho menos ese objeto en particular y de pronto se cruza en nuestro camino y parece gritarnos silenciosamente:








"please, buy me! Buy me! You know I'm perfect for you! And I'm oh-so-cheap, please take me with you".¿Y cómo vas a resistirte?


Mi compra estrella fue un mini bolso verde (entre militar y oliva) maravilloso por solo 4€, ¡aún más maravilloso!  Y por dos euros más me llevé una camiseta lila básica. ¿Quién da más?



Y como guinda del pastel, al final de la sala en la que tuvo lugar el mercadillo tenían parada la chicas de Roxy Estilo (& Facebook) justo a quien necesitas si tienes una fiesta que decorar, dar color y animar, con un puesto precioso de scraps y demás cositas monísimas.


(aquí su entrada del evento)

Y lo digo en serio, que a mi se me pueden dar medianamente bien las manualidades pero los de estas chicas es mindblowing.


Realmente, para ser una visita improvisada y sin saber bien a dónde iba ni qué me encontraría, el sitio me gustó mucho y el tener la oportunidad de curiosear entre montones de camisetas, bolsos, pongos (aka "¿y esto dónde lo pongo?"), etc ¡es de las que no se puede desaprovechar! Una lástima que no contara de más tiempo y de no ir acompañada para comentar la jugada.
Lo bueno, en buena compañía, dos veces bueno.






sábado, 5 de marzo de 2011

El Festivalet

Los mercadillos artesanales son cada vez más el pan nuestro de cada fin de semana en Barcelona. Lo curioso es que este nuevo auge de creatividad artística empieza a verse reflejado en todos los aspectos de la vida. Cada vez son (somos) más las personas que se animan a diseñar y producir ropa, complementos, joyería, etc. Manufactura clásica, materiales reciclados, innovación, ¡todo vale!



Hace unos meses visité con unas compañeras de trabajo el Festivalet, que como ellos mismos se definen: es "una feria de productos hechos a mano". Que precisamente fuéramos nosotras tres y no el resto de compañeros no es casual. Somos de ese grupo cada vez mayor de personas que cuando ven algo en una tienda piensa "oh qué bonito! Pero eso me lo hago yo, no parece difícil". Que luego lo hagamos o no ya es otro hablar, pero ahí queda el hecho, hay personas que lo piensan (tipos A) y las hay que no (tipo B). Nosotras somos de las tipo A definitivamente. Y por eso nos fuimos el pasado sábado 18 de diciembre (el día después de la cena de trabajo, sí)  de chafardeo.
 Los organizadores del mercadillo no eran otros que Duduá, con quienes no he tenido el placer de asistir a ninguno de sus cursos o talleres pero a los que una de mis compañeras es una fan incondicional, en concreto a los de ganchillo.

Llegar  hasta la Sala Miscelania (donde tuvo lugar el mercadillo) no tiene mayor dificultad si una se mira bien el mapa, o se lo imprime, o viene de la Rambla del Raval. Desde Drassanes y con un sí, más  o menos está por ahí cuesta quizás un pelín más, aún así C/ la Guàrdia 10 no es un lugar difícil de encontrar. La sorpresa sin embargo la tienes cuando te dicen a posteriori "¡si es la calle de Enfants!" Muy cierto, solo que en general una siempre llega desde arriba por la Rambla, y cuando sale va demasiado torrada para localizar la zona.

A pesar de llegar un poco tarde el evento en sí aún no había empezado cosa que nos dio la oportunidad de observar los preparativos a persiana medio abierta, y al resto de asistentes. Definitivamente sí, todas y todos eran tipo A, de eso no nos quedó ninguna duda.

La sala Miscelania es pequeñita pero acogedora, y a lo largo de la mañana fue más fácilmente transitable el estrecho pasillo entre stands y stands, pero los asistentes parecíamos tan ansiosos que entramos en avalancha y fue algo caótico en inicio.

Dentro nos esperaba una delicia de pequeñas creaciones. Desde la joyería y vinilos de la entrada, pasando por un par de stands de yummi stuff, ilustraciones y diseños de ropas, hasta la sala final llena de tesoros de ganchillo, punto, tela y mucha imaginación.

La lista de participantes era larga y no me fijé bien en todos la verdad. Para curiosear fotos de las paradetas, mirad el álbum de fotos del Festivalet en Facebook. ¡Moníssimo todo!.
Aquí voy a simplemente a reseñarlos para luego comentar aquellos que más gracia me hicieron, bien fuera por sus productos, por su montaje o por su nombre.

LISTA DE PARTICIPANTES


Las ilustraciones que se vendían en la sala son las de los artistas colaboradores con Miscelania. Francamente buenos en mi humilde y poco entendida opinión.
Especialmente me gustaron las obras Ilia Mayer, la cantidad de detalle, minuciosidad y fragilidad que muestras sus ilustraciones es fascinante.¡Si me lo pudiera permitir me hacía con una de sus acuarelas!

Del álbum de fotos del Festivalet en FB


De todas las paradas de ganchillo la que me enamoró totalmente fue Ohioja, y en cuanto leí su subnombre aún caí más rendida a sus pies: woollie vegetables and more
Sus verdulagas son adorables y yo soy una absoluta sucker por los nombre y cosas que me hacen reír. 
Con el "woollie vegetables" me tuvo ya en el saco, la verdad. Pero es que son una cucada y eso que a mi los vegetales en la vida real ni-fu-ni-fa pero las suyas son un absoluto "OMG-that's-so-cute!"

La Ballena Elena creo que fue el stand que más rato nos tuvo secuestradas. Somos todas de disfrutar comiendo (prueba de ello es que continuamos el día con la iniciativa De Tapes perBarcelona ) así que no es ninguna sorpresa que las mostazas de este stand nos encantaron. A mi perdió la de miel, pero hay gustos para todo y la de naranja era también deliciosa.




Junto a La Ballena Elena estaba el stand de I love Muffins  llenos de cupcakes preciosos, lo suficiente como para que incluso yo que no soy muy fan de los cupcakes con glaseado tuviera tentaciones de comprarse uno ni que fuera solo para mirarlo de lo bonitos que eran. Si no me creéis echarle un ojo a su galería, son en palabras de R: "moníssims!"


En joyería me parecieron muy originales los collares de lápices de colores de Corazón de Galleta.

De los stands de pequeños diseñadores el que más me gustó fue Siete del Once, supongo que porque obviamente era más mi estilo y los colores tierra siempre me llaman.

Y a mis acompañantes les gustó también especialmente el stand de Black Oveja por su trabajos en lana. De hecho no sólo por lo que traían ya tejido sino por vender lana y ofertar cursos de punto (aunque sean en Madrid).


Ahora sólo nos queda esperar al próximo Festivalet, a ver quién repite y a que nuevos creadores descubrimos.