sábado, 5 de marzo de 2011

El Festivalet

Los mercadillos artesanales son cada vez más el pan nuestro de cada fin de semana en Barcelona. Lo curioso es que este nuevo auge de creatividad artística empieza a verse reflejado en todos los aspectos de la vida. Cada vez son (somos) más las personas que se animan a diseñar y producir ropa, complementos, joyería, etc. Manufactura clásica, materiales reciclados, innovación, ¡todo vale!



Hace unos meses visité con unas compañeras de trabajo el Festivalet, que como ellos mismos se definen: es "una feria de productos hechos a mano". Que precisamente fuéramos nosotras tres y no el resto de compañeros no es casual. Somos de ese grupo cada vez mayor de personas que cuando ven algo en una tienda piensa "oh qué bonito! Pero eso me lo hago yo, no parece difícil". Que luego lo hagamos o no ya es otro hablar, pero ahí queda el hecho, hay personas que lo piensan (tipos A) y las hay que no (tipo B). Nosotras somos de las tipo A definitivamente. Y por eso nos fuimos el pasado sábado 18 de diciembre (el día después de la cena de trabajo, sí)  de chafardeo.
 Los organizadores del mercadillo no eran otros que Duduá, con quienes no he tenido el placer de asistir a ninguno de sus cursos o talleres pero a los que una de mis compañeras es una fan incondicional, en concreto a los de ganchillo.

Llegar  hasta la Sala Miscelania (donde tuvo lugar el mercadillo) no tiene mayor dificultad si una se mira bien el mapa, o se lo imprime, o viene de la Rambla del Raval. Desde Drassanes y con un sí, más  o menos está por ahí cuesta quizás un pelín más, aún así C/ la Guàrdia 10 no es un lugar difícil de encontrar. La sorpresa sin embargo la tienes cuando te dicen a posteriori "¡si es la calle de Enfants!" Muy cierto, solo que en general una siempre llega desde arriba por la Rambla, y cuando sale va demasiado torrada para localizar la zona.

A pesar de llegar un poco tarde el evento en sí aún no había empezado cosa que nos dio la oportunidad de observar los preparativos a persiana medio abierta, y al resto de asistentes. Definitivamente sí, todas y todos eran tipo A, de eso no nos quedó ninguna duda.

La sala Miscelania es pequeñita pero acogedora, y a lo largo de la mañana fue más fácilmente transitable el estrecho pasillo entre stands y stands, pero los asistentes parecíamos tan ansiosos que entramos en avalancha y fue algo caótico en inicio.

Dentro nos esperaba una delicia de pequeñas creaciones. Desde la joyería y vinilos de la entrada, pasando por un par de stands de yummi stuff, ilustraciones y diseños de ropas, hasta la sala final llena de tesoros de ganchillo, punto, tela y mucha imaginación.

La lista de participantes era larga y no me fijé bien en todos la verdad. Para curiosear fotos de las paradetas, mirad el álbum de fotos del Festivalet en Facebook. ¡Moníssimo todo!.
Aquí voy a simplemente a reseñarlos para luego comentar aquellos que más gracia me hicieron, bien fuera por sus productos, por su montaje o por su nombre.

LISTA DE PARTICIPANTES


Las ilustraciones que se vendían en la sala son las de los artistas colaboradores con Miscelania. Francamente buenos en mi humilde y poco entendida opinión.
Especialmente me gustaron las obras Ilia Mayer, la cantidad de detalle, minuciosidad y fragilidad que muestras sus ilustraciones es fascinante.¡Si me lo pudiera permitir me hacía con una de sus acuarelas!

Del álbum de fotos del Festivalet en FB


De todas las paradas de ganchillo la que me enamoró totalmente fue Ohioja, y en cuanto leí su subnombre aún caí más rendida a sus pies: woollie vegetables and more
Sus verdulagas son adorables y yo soy una absoluta sucker por los nombre y cosas que me hacen reír. 
Con el "woollie vegetables" me tuvo ya en el saco, la verdad. Pero es que son una cucada y eso que a mi los vegetales en la vida real ni-fu-ni-fa pero las suyas son un absoluto "OMG-that's-so-cute!"

La Ballena Elena creo que fue el stand que más rato nos tuvo secuestradas. Somos todas de disfrutar comiendo (prueba de ello es que continuamos el día con la iniciativa De Tapes perBarcelona ) así que no es ninguna sorpresa que las mostazas de este stand nos encantaron. A mi perdió la de miel, pero hay gustos para todo y la de naranja era también deliciosa.




Junto a La Ballena Elena estaba el stand de I love Muffins  llenos de cupcakes preciosos, lo suficiente como para que incluso yo que no soy muy fan de los cupcakes con glaseado tuviera tentaciones de comprarse uno ni que fuera solo para mirarlo de lo bonitos que eran. Si no me creéis echarle un ojo a su galería, son en palabras de R: "moníssims!"


En joyería me parecieron muy originales los collares de lápices de colores de Corazón de Galleta.

De los stands de pequeños diseñadores el que más me gustó fue Siete del Once, supongo que porque obviamente era más mi estilo y los colores tierra siempre me llaman.

Y a mis acompañantes les gustó también especialmente el stand de Black Oveja por su trabajos en lana. De hecho no sólo por lo que traían ya tejido sino por vender lana y ofertar cursos de punto (aunque sean en Madrid).


Ahora sólo nos queda esperar al próximo Festivalet, a ver quién repite y a que nuevos creadores descubrimos.






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