Otros no, pero no soy avariciosa. No, eso no es cierto, pero tengo paciencia.
Hace un año (mes más, mes menos) empecé este nuevo blog con este post llamado
La vie en rose . Tenía un objetivo muy claro, aunque quizás no se entendiera. Cuando yo hablaba de lilas y rosas, como bien decía me refería a mi parte más artística. Lo que no dije entonces es que tenía una idea muy clara de hacia donde iba esa palabrería sin sentido. Llevo tiempo dándole vueltas, pero en serio podemos decir que un año. Desde el verano pasado que he ido debatiendo conmigo misma sobre los pros y los contras, sobre el riesgo, la oportunidad y el fracaso. Finalmente mi máximo de "
no se puede vivir con miedo" que suele ser más aplicada al tema viajes, ha imperado por encima de las dudas, miedos y ansiedades. Eso y que casi me da más miedo vivir con el perpetuo
what if.
Y ya está. Ya lo he decidido: voy a estudiar diseño de moda y centrar todos mis esfuerzos hacia esa dirección. Quiero hacerlo, y sé que puedo.
El mundo está lleno de gente buena en este campo, pero por una vez no me da miedo ser competitiva y dejarme la piel. Creo que cuando tu felicidad está en juego todo vale.
Así que a falta de los trámites burocráticos de toda la vida, soy ya futura estudiante de diseño de moda en el postgrado del
IDEP en
Diseño de Moda General.
¿Por qué un postgrado y no un grado? Porque ya tengo una licenciatura, y un máster y miles de cursos y mira para lo que sirven... Si tuviera 18 o 22, o incluso 24 años aún me plantearía el grado de 4 años. Pero con 28 años, trabajando y emancipada, no es una opción. Los grados o licenciaturas son agradables de estudiar por el placer de aprender. Pero de práctica
nadená! Mucha paja y poca chicha. De ahí a que me haya decidido por un postgrado, un curso de un año donde se como ellos mismos te dicen han "destilado la esencia de esa formación".
¿Por qué
IDEP? Porqué me ofrece un postgrado interesante con un horario muy factible y la posibilidad de ampliar mi formación posteriormente con alguna especialidad (vestuario por ejemplo).
¿Por qué ahora? Porque lo llevo dentro por demasiado tiempo y al final he sentido que es ahora o nunca.
¿Pero ya vale la pena meterte en este berenjenal? Yo creo que sí. Es más, sé que sí. Porque si esto no vale la pena pocas cosas lo valen entonces.
Llega un momento en la vida de toda persona que se tiene que decidir qué es tu propia Ciudad de Esmeralda si realmente se quiere tener una vida plena. Y cuando lo sabes, a riesgo de caer en un campo de amapolas o de ser atacada por monos voladores y malvadas Brujas del Este, tienes que seguir tu propio camino de baldosas amarillas con valor y corazón sí, pero siempre con inteligencia.